En algún momento que no recuerdo llegué hasta acá. Me trajo una ola gigante a la que me subí cuando volvía del norte. Pensé que sería entretenido. Pensé que en el trayecto podría encontrarte a ti, pero me vi llegando a la playa sin más abrigo que las ganas de estar contigo y sin más amparo que el recuerdo del comentario sabroso, del chiste inglés que aprendimos en el mismo barrio ingles mientras buscábamos la entrada al club de jazz.
La ola se fué y me dejó acá varado, taciturno y melancólico. Con la brisa fresca burlándose de mí cara de sorpresa, la que puse al saber que detrás de la pantalla las cosas no fueron reales. Mejor me quito el calzado y salgo a caminar por la arena, dejando las huellas marcadas en forma de corazón. El mar que me separa de ti ya no se ve tan amable como cuando recién te conocí, la hola se fue y la brisa silva la melodía melancólica de una canción de calamaro sólo para recordarme que como tu lo mencionaste, sólo se necesitaba una oportunidad para ser feliz.
No podría decir que no te extraño, pero no puedo recordar si fue sólo algo virtual que imaginé mientras leía la poesía que no te gustaba. También puede ser eso, tal vez esto nunca fue real, son las maravillas de la ciencia que nos acercan a seres excepcionales que creemos que están ahí, que creemos querer pero que finalmente están al otro lado de este mar de datos binarios en forma real, separados por este espacio virtual.
Si eres real o no ya no lo tengo claro, cómo llegué a este lado del océano tampoco. Lo que si sé es que mientras soñé que te quería me entregué a la ilusión. Mientras creí que era cierto me agité un poco con esa agradable forma de palpitar arrítmico, eso que te hace creer que estás vivo y que has superado las extrañas formas del anonimato. Fuiste real en mi mente, fuiste verdad en mi corazón que se agitaba a ratos esperando tu saludo, fuiste tan cierta como el beso que te robé junto mar.
Ya no estás cerca, ya no sé donde estás ni como estás, espero que estés bien, espero que allá en tu propio planeta, en tu propis espacio el universo te dé lo que te mereces. que creo que no será poco. que visites los cisnes y que alguno de ellos te pregunte por mi. sip, por que ellos deben recordar que al menos yo estuve ahí antes de notar que era sólo el tiempo y el espacio el que jugaban con una absurda forma de amor virtual que me engañó por algo más de dos segundos.
Llevo demasiado tiempo extrañándote, a pesar que todo sigue igual, a pesar que la revolución no ha tomado vacaciones y sigue pensando en cancún he llegado a la conclusión que mirando hacia la playa como los moais el brillo de la pantalla no se trocará por tu sonrisa temerosa. Cada quien es su dimensión ha seguido el camino de sus propias flores y tu pantallas no fiue capazs de cruzar el mar para librarme del sueño de volver a verte. el temporal ya pasó y la lluvia se fué, el mar no se disipó y sólo noté que no estabas ahí cuando el agua me despertó mojándome los pies. Y te busqué por toda la playa sin lograr saber en que quedó la frase dicha en dos palabras que m hacía sentir rey.
Mejor que suspirar es encontrar algo para acortar las distancias. Una botella de ron desechada por los piratas de videojuegos puede ser la solución, taponeada artesanalmente con un trozo de corazón, guardará el recuerdo tivio de tu humor cálidamente parco; delicado y tierno. poderosamene estimulante. Una botella de ron desechada por los piratas de musica pop y taponeda con los desechos de un PC me servirá para tratar de llegar a ti ahora que el mar ya no me deja pasar hasta la otra dimensión. Espero que la corriente la lleve hasta la playa donde caminas desnuda, hasta la arena blanca que se luce bajo el faro que nos guió y nos alumbró la primea vez que dejamos de lado el mundo vitual para creer que eramos capaces de crear una algo real.
Sueños, pequeñas ilusiones, nada más. Espacios y tiempos que nos hacen creer que tenemos derecho superar los estados que nos convierte en sólo el segundo que vivimos. Espacios virtuales que nos hacen pensar que el oceano no es frontera sino el medio que nos une, a pesar de los cientos de kilómetros que hay tras ambas pantallas.
Aún te quiero, y de verdad espero que en tu mundo seas feliz, por que yo en el mio fui feliz de saber que te quería aunque sólo fuera un amor virtual.
Se va entonces la botella añosa, a recorrer la corrientes para varar en la playa donde la conocí.
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