viernes, 29 de enero de 2010

A propósito de nada

Un par de pinchazos telefónicos me han puesto de nuevo a escuchar al maestro del desamor entretenido.

Hasta se me había olvidado por qué me vine del sur, por que dejé mi cómoda cama por aventurar después de tanto tiempo. No huyo de nada ni de nadie en especial, ni sé siquiera que es lo que busco. Sólo sé que desde un tiempo a esta parte he ido de pérdida en pérdida y algo malo debo estar haciendo.

No pensaba reeditar amores raros. Amores tortuosos, nada en limpio ha salido de eso, salvo un par de notas que pueden ser hasta simpáticas. Desde mayo del 2006 que a muchos se nos olvidó lo que eran los amores incondicionales y hemos empezado a cobrar por querer. Comenzamos a pedir algo a cambio y por eso no está demás que recuerde algunos temas que escuchaba por el solo gusto de oírlos, de disfrutarlos como música con el sentido de la pena sobre sus notas.

No me avergüenzo de decir que al escuchar algunos de estos temas se me cae un lagrimón. No puedo decir de tipo de lagrimones es, quien sabe si es sólo las ganas de botar después de tanto tiempo un poquito de emoción salobre.

Cuando nos robaron el club nos robaron también parte de nuestros sentimientos, sacaron algo de nuestras vidas y me acabo de dar cuenta que no soy el mismo que hace 3 años, que ya derribé algunos de mis nichos y busco otros para derribar.

Me da mucha lata darme cuenta de esto, tal vez por que la persona que está padeciendo esta mutación, esta transformación en interés recíproco, interés interesado, no tendría por que ser parte de esto, pero lo es, le ha tocado estar acá en el momento y en el lugar en que ya uno de los sentimientos más nobles de las personas, como es el gusto de querer por el sólo hecho de querer, no está.

El lunes sigo viaje hacia el interior de la pampa, vuelvo a un lugar donde hace algún tiempo conocí grandes personas, creyendo que tal vez allá logre averiguar que mierda es lo que nos pasó o si es que hay forma de vivir sin entregarse de lleno a quienes uno de verdad ama, sin dar por el simple gusto de dar.

Dos pinchazos y una breve conversación fueron suficientes para darme cuenta de algunos cambios. Hace un tiempo me dijiste muchas verdades que las asumí como propias, ahora no ha sido distinto, yo también te necesito pero hay algo que no nos calza. Yo voy por un camino y tú te has quedado en otro. Hace 3 años te habría dado mis ojos para que jugaras a las canicas con ellos. Hoy voy a seguir mi camino sin mirar atrás, con mucha tristeza, pero sabiendo que quien quiera que lo quieran debe saber querer primero sin tomar medidas, ni resguardos, ni sacar raras cuentas de amor...

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